Las Mujeres campesinas ahora son dueñas de sus tierras
Por: Eleuteria Ortiz Mamani, Gladys Tinta Chipana
Los datos recientes del Instituto Nacional de Reforma Agraria – INRA revela que desde la gestión 2006 hasta junio de 2019, un total de 995.823 mujeres recibieron títulos ejecutoriales a su nombre, lo que representa un 46%, mientras tanto los hombres se beneficiaron con un total 1.124.168 títulos ejecutoriales que representa un 52 %. Los porcentajes muestran que aún existe una distribución inequitativa de tierras familiares entre mujeres y varones.
Pese a los avances de la constitución política del estado y otras leyes que protegen los derechos de las mujeres, todavía existen obstáculos estructurales, en las áreas rurales hay familias que aun se oponen a que se concrete los derechos de las mujeres en su plenitud, por usos y costumbres aún prevalecen el sistema de distribución por herencia, en donde el sistema del patriarcado da prioridad al acceso de las tierras para los hijos varones; sólo si hay bastante tierra entonces alcanza una parte de estas tierras para las mujeres, y esto no ocurre con frecuencia. A esto también, se debe sumar que existen niveles de discriminación y de analfabetismo en las mujeres del área rural.
Historia
La lucha por las tierras de las mujeres campesinas siempre ha sido un desafío permanente desde años atrás. La historia en la zona andina se inicia por los años 1781, durante la etapa colonial donde Bartolina Sisa y Gregoria Apaza fueron las primeras mujeres indígenas que pelearon en contra de los españoles para recuperar sus tierras y liberarse de la esclavitud a la que eran sometidas. Hoy esa lucha de las mujeres para poseer sus tierras ya no es contra los españoles o los amos dominantes, sino que se ha convertido en contra de sus propias familias, padres, hermanos quienes todavía mantienen esa idea machista de que a las mujeres no les corresponde la repartición de herencias y tierras familiares de forma igualitaria.
Maria Canaza Villavicencio, Secretaria provincial de la organización de Mujeres Bartolina del municipio Ancoraimes, provincia Omasuyos del Departamento de La Paz, tiene en claro que hoy todas las mujeres tienen derecho igualitario para recibir las herencias de sus padres “antes las mujeres, hijas o nietas solo llevamos el apellido de los padres, no hemos recibíamos nada, ni mucho menos nuestras tierras de cultivo, ahora eso todo ha cambiado, todos somos iguales ante la ley», menciona
Desigualdad
Bolivia, en varias oportunidades ha sido destacado por los avances en la aplicación de políticas públicas orientadas a la igualdad y la lucha contra la discriminación hacia las mujeres, la incursión en la política, la implementación de varios programas sociales por Gobierno de Evo Morales han sido calificados de históricos y han permitido a muchas mujeres a que accedan a un derecho igualitario entre varones y mujeres.
Canaza, sostiene que pese a las normativas que protegen a las mujeres, en las áreas rurales todavía continúan el relegamiento de dejar sin terrenos a las hijas mujeres en algunas familias “yo no cultivo la tierra porque mis padres me dijeron que soy mujer nomas, le reclame pero me negaron, eso es muy triste, hoy en día existen muchas peleas en las familias, si vamos comenzar un juico o trámite para no complicarse nuestros padres lo dejan así, en las comunidades continúan esas costumbres de dejar sin terrenos a las hijas, los documentos existen para aquellos que tienen dinero, los hijos varones son los que se hacen tramitar”.
Por su parte Rosmery Poma Poma, comunaria de la localidad Isquillani, Provincia Los Andes, señala que existen todavía mujeres no son dueñas de sus tierras por las costumbres machistas que aún piensan que las mujeres al contraer matrimonio deben estar bajo tutela de sus esposos “cuando una mujer se casaba o se iba de la casa perdía el derecho propietario, incluso nos decían que usted mujer nomas es, como es mujer el marido va tener su casa”
Uno de los principales factores que han postergado el proceso igualitario de las mujeres en áreas rurales, ha sido la pobreza, en ese marco en algunas comunidades, las mujeres están en peor situación que los hombres del lugar, la desigualdad y la discriminación de género está latente. “Algunas mujeres se aguantan, no pueden decir nada porque viven en la pobreza, ni siquiera tienen dinero para los pasajes para ir a las ciudades para quejarse ante la justicia, se dejan humillar por ser pobres, sobre todo las mujeres”, lamenta la dirigente de las Bartolinas.
Por otro lado, las costumbres machistas están muy enraizados en algunas familias campesinas, romper esas barreras machistas para las mujeres ha sido un desafío constante, Juana Pastenes, Presidenta de la junta Escolar Unidad Educativa del municipio de Batalla, cuenta que desde pequeña sus padres le han negado el derecho de asistir a un centro educativo “yo no he asistido a la escuela, no he estudiado mi papá nunca ha querido que vaya a la escuela, tienes que cuidar a los anímales me decía, para que quieres ir a la escuela acaso de esos papeles vas a vivir, así diciendo mi papá sabia reñirme. Mi hermano nomas sabía asistir a la escuela, yo no sé leer, ni escribir una sola letra”
Para, Bertha Portillo Pillco, profesora colegio Carbiza municipio de batalla, existe pocos avances en la inclusión de los derechos igualitarios, ella ve que todavía las mujeres continúan siendo discriminadas y marginadas en sus derechos “los padres de familia a sus hijas no quieren mandar a las escuelas, en algunos casos apenas hacen estudiar hasta primaria, todavía existen padres que piensan que sus hijas mujeres no pueden ir a estudiar”.
A lo largo de la historia del país, la situación de las mujeres ha sido de desigualdad en relación a los hombres principalmente con la asignación de roles diferenciados, lo que ha provocado relaciones de poder y en consecuencia discriminación de las mujeres respecto a una igualdad de condiciones y oportunidades en lo que se refiere al acceso a la salud, educación, empleo, tenencia de tierras, entre otros.
Las Normativas
Bolivia ha sido el país que más avances tuvo con respecto a las normativas en favor de las mujeres, sin embargo su cumplimiento de esas leyes todavía siguen siendo vacíos, no existen acciones que controlen o que obliguen a las familias, las autoridades de los gobiernos, así como de las organizaciones sociales a que hagan cumplir esos derechos a su cabalidad, a esto también se debe agregar que existe poco conocimiento de estas normativas en algunas familias del área rural.
Con la reconstrucción de la nueva Constitución Política del Estado, promulgada en el año 2006, impulsado por el gobierno de Evo Morales incorporo políticas de inclusión social como mecanismos de protección a los grupos más vulnerables del país, ese marco, la Constitución Política del Estado garantiza los derechos de las mujeres bolivianas bajo los principios de inclusión, valores, igualdad y equidad; para poder construir una sociedad justa, sin discriminación, con respeto mutuo entre las personas y sus culturas, refrendados en el artículo 8 que indica, parágrafo II: “El Estado se sustenta en los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir bien”
Desde el año 1996 El Estado Nacional mediante la ley Instituto Nacional de Reforma Agraria-INRA realiza saneamiento y titulación de tierras, sin embargo, estos avances han sido manejados en términos cuantitativos y no se reflejaba la estructura igualitaria de titulación de tierras entre varones y mujeres.
Desde la implementación de la ley Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria, promulgada en el año 2006, el gobierno nacional mediante la ley 3545 incorporó la equidad de género en el artículo final 8 que establece lo siguiente: “se garantiza y prioriza la participación de la mujer en los procesos de saneamiento y distribución de tierras. En caso de matrimonios y uniones conyugales libres o de hecho, los títulos ejecutoriales serán emitidos a favor de ambos cónyuges o convivientes que se encuentren trabajando la tierra, consignando el nombre de la mujer en primer lugar. Igual tratamiento se otorgará en los demás casos de copropietarios mujeres y hombres que se encuentren trabajando la tierra, independientemente de su estado civil”, menciona el artículo.
Otras de las normativas que protegen el derecho igualitario de las mujeres es el Código de las familias bolivianas que en su artículo 31 incluye el derecho a la Igualdad entre hijas e hijos donde establece: “Las y los hijos, sin distinción de origen, son iguales en dignidad y ante la Ley, tienen los mismos derechos y deberes en el núcleo familiar y social”.
Para Vicenta Cutille Quispe, dirigenta de las mujeres bartolina sisa la aplicación de las normativas en favor de mujeres, ha sido un avance muy significativo para inclusión de sus derechos “hoy con la aparición de estas leyes ha cambiado, ahora nuestros padres ya nos han dado terrenos a las hijas, mi papá ya nos ha repartido terrenos por igual entre hermanas y hermanos”, destacó.
Asímismo Isabel Torrez, ex dirigenta de la Fejuve del municipio Achocalla, cuenta que en su familia, antes se no repartían las tierras familiares de forma igualitaria entre los hijos varones y mujeres “al hijo varón, se daba prioridad, las hijas no estaban contadas”.
De acuerdo a los datos recientes del Instituto Nacional de Reforma Agraria – INRA desde la gestión 2006 hasta junio de 2019, un total de 995.823 mujeres recibieron títulos ejecutoriales a sus nombres, que representa un 46% , mientras tanto, los hombres se beneficiaron con un total 1.124.168 títulos ejecutoriales que representa un 52 %.
No hay duda que hay avances importantes en la reivindicación de los derechos de las mujeres del país, muchas veces influidas por las normas favorables a ellas, pero todavía la falta de oportunidades, la exclusión y la violencia aún persiste, existen muchos desafíos para el cumplimiento de estas normativas que, pese a los cambios que se han dado, hay una inequitativa distribución de la tierra en favor de las mujeres del área rural que sin duda seguirán marcando una lucha constante para el cumplimiento de sus derechos.