Abuso de autoridad como vulneración al Derecho de la protesta en Bolivia

Miles de casos y hechos provocan que un grupo de personas agarren una idea como consigna, o la sociedad se movilice ante lo que considera que le corresponde o es testigo de una injusticia. Todo ser humano ha nacido con la libertad de pensar y creer cosas diferentes y de expresar si está de acuerdo o en desacuerdo con algo, ahí es donde podemos ejercer el derecho a la libre asociación reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Organización  de las Naciones Unidas en 1948, dice que: “todo ser humano está en la facultad de unirse y formar grupos, asociaciones u organizaciones con objetivos lícitos, así como retirarse de ellas.”

Pero, ¿qué sucede cuando ese grupo de personas desea reclamar o exigir algo que creen que es correcto o les corresponde? La mayoría de las personas, mucho tiempo atrás, optó por la protesta pública como herramienta fundamental de sus luchas. La Declaración Universal de los Derechos Humanos determina que una manifestación pública es una forma de ejercer la libertad de expresión y la libertad de reunión, aclarando que estás deben ser pacíficas y de respeto a los derechos de los demás ciudadanos.

Las manifestaciones sociales en Bolivia son muy frecuentes, forman parte de la vida cotidiana en las ciudades eje del país y en su mayoría tienen relación con la situación social, económica y política de muchos sectores que exigen atención del Estado. Éste es representado durante ese momento por la Policía Nacional, quien está en el deber de mantener el orden y resguardar la vida de los ciudadanos. En su mayoría las protestas escapan del control de las fuerzas y desembocan en actos de violencia, pero ¿en qué momento es permitida la fuerza contra  los protestantes o hasta que nivel?

Hace años no se puede ingresar a Plaza Murillo con algún cartel o en grupos numerosos, una prueba de eso fue la marcha realizada por estudiantes de secundaria unidos a la iniciativa mundial “Fridays For Future” el 15 de marzo de este año donde menos de 100 chicos y chicas fueron desalojados por policías sin razón alguna, acción que jamás fue sustentada.

Así muchas personas en algún momento se unieron para hacer valer su derecho a la protesta y a la libertad de expresión, la convicción por defender una idea o gritar una injusticia crea un sentimiento colectivo que a veces desborda el control y los policías como agentes del orden lo deben hacer cumplir. Se han realizado programas dentro de la institución para ahondar en la obligación de respetar y proteger la dignidad humana, así como mantener y defender los derechos humanos de todas las personas.