La lucha por el derecho a una identidad

La identidad es la conciencia de una persona respecto de sí misma y que la hace única y particular. Este elemental derecho en Bolivia aun no se cumple del todo, más aún en los colectivos transexuales y transgénero.

Rodrigo Meneses

La lucha por ser reconocido o reconocida en su entorno inmediato puede ser la más ardua tarea cuando se decide cambiar la identidad. La normativa ayuda en este proceso, aún con los vacíos que tiene. Por ejemplo, la Ley No. 807 de Identidad de Género se promulgó el 21 de mayo de 2016, y refiere en su artículo 1 “… establecer el procedimiento para el cambio de nombre propio, dato de sexo e imagen de personas transexuales y transgénero en toda documentación pública y privada vinculada a su identidad, permitiéndoles ejercer de forma plena el derecho a la identidad de género”.

A su vez, la Ley No. 145 del Servicio General de Identificación Personal y del Servicio General de Licencias para Conducir, en su artículo 5, inciso g) señala que el SEGIP tiene la facultad de “rectificar, cambiar o complementar los datos asentados en el Registro Único de Identificación RUI” y; en su artículo 17, establece que “La Cédula de Identidad – C.I., es el documento de carácter público, individual, único e intransferible, que acredita la identificación de las bolivianas y los bolivianos, individualizándolos del resto de los estantes y habitantes del Estado Plurinacional de Bolivia…”. 

Esta institución, en uso de sus atribuciones establecidas en la mencionada ley, elaboró el Reglamento para Emisión de Cédulas de Identidad para personas transexuales y transgénero, aprobado mediante Resolución Administrativa SEGIP/DGE/No. 477/2016, que norma el procedimiento de emisión de Cédulas de Identidad con cumplimiento obligatorio en todo el territorio nacional para las personas mayores de 18 años de edad.

La finalidad del reglamento es uniformar los criterios para la prestación del servicio a este colectivo social, tomando en cuenta que género es la construcción social de los roles, comportamientos, usos, vidas, vestimentas, prácticas o características culturales y otras costumbres para el hombre o mujer.

Marco Antonio Cuba, Director General Ejecutivo del Servicio General de Identificación Personal (Segip), informó que en el año 2018 aproximadamente 241 personas realizaron el cambio de identidad de género. La mayoría de éstos registran el cambio de hombres a mujeres.

Agregó que las personas que se acogen al cambio de género solo pueden modificar el nombre, no así el apellido, además explicó que si éstos contraían deudas con instituciones financieras, éstas se mantienen.

La Ley consta de 11 artículos, permite a personas transexuales y transgénero mayores de 18 años hacer el cambio de nombre y género en sus documentos personales, acción que, según los establece uno de los estatutos, será reversible por una sola vez, luego de la cual no podrán modificarse nuevamente estos datos.

Hasta el 2019 se tienen registrados más de 400 cambios de identidad a nivel nacional.

En palabras de Patricia Flores Palacios, activista de los Derechos humanos, cuando nos referimos al tema de cambio de género, aún hablamos de una sociedad boliviana conservadora. Es así que podemos remitirnos al antecedente de Roberta Benzi en los años 80, quien sentía que hay un cuerpo femenino atrapado en el cuerpo de un hombre, siendo la primera lucha que tiene que afrontar la familiar.

A pesar de que ella venía de una familia económicamente acomodada, y contaba con los recursos económicos suficientes para poder llevar adelante su cambio de nombre y de identidad, tropezó en muchas instancias con la discriminación de los entornos que legales que deben llevar a cabo este trámite. Lamentablemente tienen que pasar alrededor de 30 años para que el Estado, como tal, reconozca mediante una normativa específica el derecho de las personas con otra identidad genérica. Roberta falleció en junio de 2019.

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https://www.lostiempos.com/actualidad/pais/20190520/fallece-roberta-primera-mujer-trans-bolivia

La lucha que deben emprender estas personas inicia en el ámbito familiar y continua en el ámbito jurídico. A pesar de que la Constitución Política del Estado garantiza el ejercicio pleno de sus funciones, hay grandes obstáculos en el ámbito jurídico pues el andamiaje normativo sobre el cual se mueve el país está anclado en los mandatos de una sociedad profundamente machista y patriarcal. Es por ello que nos queda un largo camino por recorrer para que estas personas ejerzan de manera plena sus derechos.

Segip entrega cédulas a tres personas transexuales.

www.lostiempos.com/actualidad/nacional/20160907/segip-entrega-cedulas-tres-personas-transexuales

Todavía hay vacíos legales porque nos movemos con un Código Penal del siglo pasado que deja muchas cosas en un limbo de acción. Tal es el caso de la adopción de menores y la repartición de bienes a la muerte de uno de los convivientes, por ejemplo.

La lucha de colectivos de distinta identidad genérica hizo posible, gracias a su tenacidad, que estos cambios se vean reflejados en las normas implementadas.

Otro de los avances se ve reflejado en la participación activa de estos colectivos en la política y en los puestos de funcionarios públicos, producto del trabajo de los últimos 30 años que fue permeando con su discurso y su demanda las estructuras del Estado.

Como sociedad, hay que tener presente que por encima de nuestras creencias y prácticas culturales están los derechos humanos y como ciudadanía aún tenemos una gran falencia. Por otro lado, no debemos olvidar que vivimos en una sociedad enormemente machista por lo que debemos poner mayor énfasis como Estado en la Educación Primaria desde donde se debería enseñar el respeto a todas las personas independientemente a las diferencias. Si bien la familia enseña estos valores, las escuelas los refuerzan. Por ello, las Juntas Escolares también deben ser parte de este proceso.