Igualdad de género en lo laboral, ¿realidad o mito?
Ha sido demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres, tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial.
Trabajo conjunto de Paula Salas Guisbert y Saúl Muñecas Medina
Dentro de los objetivos de la ONU está el garantizar a la mujer derechos igualitarios en el acceso a recursos económicos, como tierras y propiedades.
El objetivo 5 de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas para las naciones es la igualdad de género, evitar formas de discriminación contra las mujeres y niñas, no solo como un derecho humano básico, sino que además acelerar el desarrollo sostenible.
Haciendo una mirada dentro de la ciudad de La Paz, buscamos identificar si en la actualidad la igualdad de género es una realidad o un mito, es así que salimos a las calles para buscar hechos reales que nos narren si este objetivo se cumple o no. Buscamos ver el empoderamiento de la mujer en medio de esta sociedad que es considerada por años, como machista.
En nuestro paseo por la ciudad nos encontramos con mujeres al volante, mujeres obreras, cholitas luchadoras, todas ellas con un solo objetivo, el de crecer y superarse para poder ocupar un lugar en esta sociedad donde buscan igualdad.
SEÑORAS DEL VOLANTE
El oficio de chóferes de transporte público era un mundo exclusivo de los varones, pero ahora hay más mujeres que se animan a incorporarse a estas filas para generar ingresos económicos para sostener a la familia. Si la decisión de hacerlo resulta difícil, es aún más duro mantenerla, pues las señoras deben combatir con sus colegas de pantalones, vencer la discriminación y mantener el oficio de amas de casa.
Rosario Yarari pertenece al Sindicato Litoral de la zona sur, trabaja como chófer de trufi desde el 2014. Comenzó como asalariada. Al caer su padre enfermo por una embolia, ella se vio en la necesidad de conseguir dinero para pagar los gastos médicos y deudas contraídas.
Joven e inexperta con la necesidad urgente de generar recursos para su familia, fue al Sindicato, presentó todos los requisitos y pagó Bs. 850 para su ingreso, al pasar los días no pudo conseguir quien le preste una movilidad porque las mismas mujeres, esposas de los conductores, no dejaban que ella trabaje. Hasta que apeló al buen corazón de un señor ya mayor en años, quien se mostró muy amable y le prestó la movilidad. Por supuesto, le pagaba menos de lo que cobraban los demás chóferes con experiencia.
No se tiene una cifra exacta de la cantidad de mujeres dedicada a ese rubro, pero – según información de tres federaciones y la asociación de radiotaxis de La Paz existen unos 8.400 afiliados presentes en 28 cooperativas, de los cuales al menos 580 (7%) son mujeres que comprende un grupo etario entre 21 a 45 años. Algunas son madres de familia que ayudan a sus esposos, otras están separadas o son madres solteras, quedaron viudas o trabajan por iniciativa propia (comenzaron como ayudantes).
MUJERES OBRERAS
De acuerdo a investigaciones realizadas por la Fundación Red Hábitat, de las mujeres que trabajan en construcción, el 55% se desempeñan sobre todo funciones básicas, como recoger escombros, limpiar, picotear, alzar bolsas de cemento, etc. El 28,6% de las mujeres realizan tareas como ayudantes de albañil. En el caso de los hombres, el 58,9% trabajan como albañiles de obra gruesa y fina, lo que demuestra que las mujeres son contratadas para realizar trabajos más básicos y, en consecuencia, peor remunerados.
En trabajos que requieren mayor especialidad, como la pintura de casas y edificios, solo el 0,6% del total de mujeres son consideradas, en tanto que 4,4% de los hombres trabajan como pintores. A las trabajadoras no les permiten realizar trabajos en altura, como pintar sujetas por arnés o en techos, con el argumento de que este es solo trabajo de hombre.
Juana Quispe madre de tres hijos, es la cabeza del hogar. Su esposo la abandonó antes de que naciera su último hijo. La necesidad la obligó tomar la decisión de buscar trabajo en el área de la construcción, ella ingresó como peón, ganaba la jornada Bs. 50, mitad que gana un hombre. Nos cuenta que a un principio se sentía discriminada, pero luego sus compañeros le enseñaron y así ella fue ascendiendo y ahora es maestra y puede enseñar y ayudar a otras mujeres.
“Yo también he empezado como peón, barriendo los escombros, luego me han ascendido como ayudante, luego como contramaestre. Hoy estoy trabajado como maestra.” …“Mis compañeros [varones] me enseñaron a agarrar la pala, la picota, me enseñaron cómo se empedraba. Gracias a los compañeros he aprendido mucho”, nos cuenta Juana.
LAS “CHOLITAS LUCHADORAS”
A principios del siglo XXI en la ciudad de El Alto, un grupo de mujeres de pollera, valientes todas ellas, decidieron subir al cuadrilátero y cambiar para siempre el concepto de lucha libre en Bolivia. Ellas conquistaron a fuerza de destreza un territorio dominado por hombres durante años, y hoy por hoy su presencia sobre el ring es un atractivo turístico internacional. Tanto así, que su poderío inspiró la creación de personajes y una historieta que pretende luchar contra la violencia hacia la mujer.
Eliana la bellísima, La simplemente Verito y la linda Marisol , entrenando para sus presentaciones.
Detrás de ellas hay una familia, hijos y compromisos que cumplir. Algunas son madres de hasta tres hijos y otras son madres solteras. Algunas son estudiantes y están en esta actividad por pura pasión al deporte extremo.
“Eliana la bellísima”, “La simplemente Verito” y “La linda Marisol” son cholitas luchadoras famosas que todos los jueves y domingos demuestran sus habilidades y técnicas que fueron perfeccionando con el tiempo. Subirse al cuadrilátero no es fácil, porque arriesgan su vida.
Eliana la bellísima
Lleva dos años en esta actividad “Yo he empezado en la lucha libre justo cuando en mi vida estaba en una etapa de depresión, el deporte ha sido bueno para desestresarme y olvidarme de todos mis problemas que llevaba cargando”.
Simplemente Verito
Tiene cuatro años de experiencia, desde sus inicios viene entrenando con los inmortales Astros del Ring (puro varones). Desde muy pequeña le gusta la lucha libre. En un principio su familia no estaba de acuerdo porque temían que se pueda lastimar.
Verito tiene tres hijos varones, es madre soltera, trabaja en repostería, tiene su pastelería, ingresó a la lucha libre por pasión, divide su tiempo entre su trabajo, el entrenar y su familia. “Hay que cuidar de los hijos y llevarlos al colegio”, asegura.
Nos cuenta que luchar con un varón es algo interesante, los golpes son más intensos, luchar con ellos da menos miedo que luchar con una mujer, cree que el hombre puede resistir más que una mujer, “siempre tienes que tener más cuidado, tienes la susceptibilidad de que suceda un accidente, lesiones fuertes que te dejen inmóvil un buen tiempo, cuando lucho con mujeres tengo la susceptibilidad de lastimarles la matriz, pero… cuando hay que dar duro, pues hay que dar”, indica.
La linda Marisol
Es una de las luchadoras más joven de las cholitas alteñas, tiene 16 años. Afirma que le gusta el deporte extremo, lo practica desde sus 13 años y se considera una de las más apasionadas de esta actividad. Cuenta con el apoyo de sus padres y amigos. Continua sus estudios en el colegio y dice que es el orgullo de sus padres. “Me he animado a entrar a esta actividad porque era fans desde muy niña”, aseguró.
DISCRIMINACIÓN
Si de discriminación hablamos, algunas mujeres son víctimas y otras no sienten que así sea.
Por un lado, están las mujeres albañiles que son discriminadas por sus mismos compañeros, quienes les dicen que en vez de estar en la construcción deberían estar lavando y cocinado en sus casas.
Por otro lado, tenemos a las señoras al volante, que en ocasiones son discriminadas por pasajeros que las rechazan y deciden bajarse del motorizado porque dicen que conducen lentamente. Otras veces, sufren discriminación de su propio género, quienes les dicen que deberían estar en la casa cuidando a sus hijos.
«Las mismas mujeres nos discriminan, se suben a la movilidad y al vernos se bajan porque la que conduce es mujer»
Rosario Yarari – chófer de trufi Trans Litoral
“La humillación de la propia mujer, es lo que más me ha lastimado, intentaron maltratarme físicamente”, cuenta Rosario con lágrimas en los ojos. “Las mujeres somos fuertes, no permitan que nadie las haga menos, estamos en un mundo donde el machismo es muy fuerte y sí podemos”, concluye ella.
Eliana la bellísima nos comenta su experiencia personal: “La verdad no me he fijado si los demás me veían o no”, “Creo que estamos entrando en un tiempo donde la mujer puede hacer cualquier cosa de hombre, yo creo que, eso de decir que los hombres pueden menospreciarnos o discriminarnos, ya es cosa del pasado, en lo personal estoy intentado darme una nueva oportunidad con las cualidades que tengo. No me siento menospreciada o discriminada, y si alguien lo hace a mí no me importa porque lo que yo hago y logro es para mí”.
VÍCTIMAS DE ACOSO LABORAL Y SEXUAL
Muchas de las mujeres trabajadoras son víctimas de acoso en sus fuentes de trabajo, por el solo hecho de ser consideradas del sexo débil, sus compañeros buscan la manera de hacerlas sentir acosadas ya sea con una mirada morbosa, coqueteos o insinuaciones directas.
Rosario, conductora de un trufi de servicio público. Ella, cuenta que el peor momento de su vida como chófer lo pasó cuando unos conductores del Sindicato contrario, en una cena de trabajadores, intentaron abusar sexualmente de ella. “Fue muy traumático, llegué hasta romper vidrios para defenderme”, afirma.
“Los mismos compañeros nos acosan, a veces los pasajeros también, piensan que el estar al volante es que estamos dispuestas a todor. Ya y ofrecen pagarnos para que nos vayamos a algún lugar con ellos”, dice Rosario.
DESIGUALDAD EN LA REMUNERACIÓN
En Bolivia cada vez es mayor el número de mujeres que trabajan, pero lo hacen en los empleos menos productivos y peor remunerados. En promedio perciben el 30% menos del salario que ganan los hombres por igual trabajo. La situación empeora si son indígenas y migrantes.
Las mujeres de la construcción también sufren la desigualdad en la remuneración, de acuerdo a declaraciones de Juana Quispe, un ayudante hombre gana Bs. 100, por un determinado trabajo, mientras que a la mujer le pagan Bs. 80, pese a que realiza el mismo trabajo.
De acuerdo a investigaciones realizadas por la Fundación Red Hábitat, del total de trabajadores en construcción, el 94,4% son asalariados, de los cuales solamente el 5,6% son mujeres y el 0,3% son mujeres independientes. El 62% del total de mujeres trabajadoras en la construcción no perciben remuneración, es decir que son trabajadoras familiares. Las cifras indican que las mujeres del sector enfrentan múltiples discriminaciones debido a sus condiciones socioeconómicas.
Las mujeres asalariadas del volante también sufren ese tipo de discriminación a la hora de cobrar su salario. Así como cuenta Rosario, a las mujeres les pagan menos y cumplen los mismos horarios y rutas, pero por la necesidad no les queda más que aceptar o sino se quedan sin trabajo.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) la brecha de ingresos entre hombres y mujeres en el salario y remuneración media nominal del sector privado, favorece al género femenino en el grupo ocupacional de Otros Empleados con 0.99, es decir las mujeres reciben un Salario Medio Nominal de Bs. 3.996, en tanto que los hombres perciben Bs. 3.969.
La brecha se intensifica más en el grupo ocupacional de obreros especializados a favor de los hombres, quienes perciben un salario de Bs. 3.437 y las mujeres solo Bs. 2.044.
En el caso de las cholitas luchadoras ocurre todo lo contrario, ya que son bien remuneradas, porque son contratadas por extranjeros quienes les pagan muy bien, por ser un atractivo turístico hasta ganan más que los luchadores hombres.
EMPODERAMIENTO ECONÓMICO DE LAS MUJERES
De acuerdo a investigaciones realizadas por la ONU, en Bolivia las mujeres dedican cuatro veces más tiempo a los quehaceres de la casa que los hombres y aun así pasan casi 38 horas semanales en actividades en el mercado laboral frente a 47 horas de los hombres.
7 de cada 10 mujeres bolivianas generan ingresos en el mercado informal en condiciones precarias de trabajo y continúan asumiendo gran parte del trabajo de cuidado no remunerado.
En Bolivia los derechos económicos no han alcanzado un progreso relevante y aún el rol económico y productivo de las mujeres se encuentra altamente invisible y subvalorado.