Niños arriesgan la vida trabajando
Se volvió común ver a niños, niñas y adolescentes trabajando, ya sea ayudando a sus padres en negocios familiares o realizando una actividad para aportar económicamente a la familia.
Mario (nombre ficticio) posee trece años de edad. Vive junto a su madre y hermanos, un hermano mayor y una hermana menor. Trabaja desde sus diez años como lustrabotas en la ciudad de La Paz. Dice que no tiene tiempo para estudiar, la necesidad económica lo obligó a trabajar al igual que a sus hermanos.
Gana aproximadamente 40 bolivianos diariamente y debe trabajar durante todo el día, aunque a veces se va a reír y jugar con amigos que trabajan como él. A veces debe aguantar regaños y maltratos tanto de sus clientes como de sus mismos compañeros que se pelean por ocupar los lugares con más afluencia de clientes en la ciudad.
Carla (nombre ficticio) niña de once años de edad, trabaja como vendedora ambulante de dulces en la ciudad de El Alto. Ella menciona que sus padres trabajan como ayudantes en albañilería, pero no cuentan con la economía suficiente como para hacerla estudiar, motivo por el cual tomó la decisión de trabajar para comprar útiles escolares y costearse los gastos que se presentan al estudiar.
Se volvió común ver a niños, niñas y adolescentes trabajando, ya sea ayudando a sus padres en negocios familiares o realizando una actividad para aportar económicamente a la familia.
Existen muchos niños que trabajan en las calles arriesgando sus vidas y enfrentando situaciones de todo tipo. Probablemente el trabajo infantil sea el único obstáculo para que todos los niños puedan tener educación.
Según el Censo Nacional de 2012, en Bolivia existen más de 100 mil niñas y niños trabajadores de entre siete y 12 años; otros 289 mil son adolescentes entre 12 y 17 años, haciendo con esto un total de 391.000 trabajadores menores de 17 años.
El trabajo infantil expone a las niñas, niños y adolescentes a situaciones de riesgo y va contra su derecho a la educación, la salud, derecho al juego y el tiempo para compartir con su familia.
Julia Velasco, coordinadora técnica del proyecto Tejiendo Redes de Infancia y trabajadora de la ONG Ecojóvenes, menciona que en Bolivia las niñas, niños y adolescentes trabajan desde temprana edad. En su opinión, el trabajo infantil se debe a que existe necesidades en las familias como cubrir la alimentación, la vestimenta, transporte, servicios de luz y agua y esto no siempre puede ser costeados por los padres, debido a que la mayoría de las familias trabajan en el sector informal; es decir, vendiendo frutas, ropa usada, comida, o se dedican a la albañilería. Son personas que no cuentan con un trabajo seguro y por lo tanto no tienen acceso a un seguro de salud. Todo esto hace que los niños deban salir a trabajar para colaborar con la economía familiar.
Julia Velasco nos responde a las siguientes interrogantes:
¿Cuáles son las causas por la que se produce el trabajo infantil?
Tiene que ver con la falta de empleo de los padres y madres de familia; es decir, no hay acceso a un empleo digno. La mayoría de las personas no pueden acceder a un trabajo donde se goza de un salario fijo, acceso a vacaciones, jornadas de 8 horas diarias de lunes a viernes como establece la ley. Al no cumplirse estas condiciones, las familias se ven obligadas a hacer trabajar a todos sus integrantes y los niños no son ajenos a esto.
¿Cuáles son las consecuencias del trabajo infantil?
Existen diversos riesgos en el campo laboral para niños, niñas y adolescentes, a la larga muchos de estos niños prefieren dejar al colegio, otros prefieren trabajar. En estos contextos existe la posibilidad de abusos por parte de los empleadores o de los clientes; también pueden existir accidentes.
Las niñeras, por ejemplo, están expuestas a la posibilidad de una violación. Existen muchos riesgos de tipo sexual, físico y psicológico para los niños trabajadores.
¿Cómo se podría evitar el trabajo infantil?
Fundamentalmente, el Estado boliviano como principal garante de los derechos humanos y en especial de los derechos de la niñez y la adolescencia es el responsable de garantizar que niñas, niñas y adolescentes no trabajen. Pero, no basta solamente con una norma que prohíba esto, es indispensable que el Estado elabore, desarrolle e implemente políticas públicas que garanticen una vida digna a las familias; es decir, las familias deben de tener acceso a la salud, a los servicios básicos, a un empleo digno, entre otras cosas.
El Estado en sus tres niveles debe asignar recursos para que las niñas, niños y adolescentes estén protegidos en la familia, colegio y comunidad, de modo que no corran riesgos. Además, es importante que en la familia no exista violencia ya que también la violencia expulsa a los niños de la casa.
En Ecojóvenes se hace un trabajo de prevención desde la comunicación con enfoque de derechos de la niñez y la adolescencia. Se transmite a través de actividades, talleres, charlas y seminarios que los padres de familia no pueden enviar a los niños a trabajar; es decir, se resalta que es responsabilidad de los padres de familia garantizar que niños, niñas y adolescentes estén protegidos y cuidados; que se respete su derecho a una buena educación y salud.
Autor: Omar Jamil Guibarra Guaygua